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No queremos darnos cuenta de que llega el invierno,
y justamente era nuestra estación del año favorita.
Madrid iluminada, como mis ojos cuando hablaban de ti.
Deseosos de cumplir nuestros deseos,
y con tan poco que era demasiado fácil ser feliz.
Y es que volveremos a mirarnos, tenlo claro,
pero no a vernos, porque ver no es lo mismo que mirar,
al igual que oír no es lo mismo que escuchar.
Cerrabas los ojos, podías verme.
Esa es la sencilla diferencia cuando pienso que no
volverás a verme de la manera en la que me veías.
Ver Madrid desde tus ojos,
desde tu sonrisa,
desde tus manos,
desde las mías.
Y es que llega la estación que queremos que se vaya
cuando empieza a faltar gente importante.
Y tú me faltas (entre otros tantos)
sin querer decírtelo, lo he dicho,
con la boquilla pequeña como cuando somos niños.
Es que el invierno sin ti
es como un jarrón de agua fría sin nada con lo que secarse.
Tú me salvabas de días grises,
aunque también estabas en ellos (de vez en cuando)
Cierro los ojos, ya no puedo verte.
A penas siete lineas y me contradigo,
ya no me faltas como antes.
Te has ido, te has estado llendo,
es como una especie de periodo,
como si tardases en irte,
intentado que te pidiera que te quedarás.
Lo siento, esta vez he vuelto a ser yo,
he dejado que te vayas.
Y hoy solamente pido (como tantas cosas)
que si tienes que volver, vuelve,
pero sin sentir lo que sentimos.


'Porque nada es importante 
cuando hacemos los recuerdos
por las calles de Madrid' Maldita Nerea. 

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